Austero, pero nutritivo
La comida servida es austera, pero siempre hay suficiente y los platos son nutritivos. Para ello, los monjes siguen la palabra de San Bernardo: «¡Mantén tu cuerpo sano para poder servir al Señor de la mejor manera!» Tradicionalmente, los monjes se abstienen de comer carne.
En la mesa encontramos los propios productos trapenses, como, por ejemplo, el pan de la abadía, el queso y la cerveza de mesa Westmalle Extra.
Durante las comidas los monjes leen en voz alta pasajes de un libro. También combinan la alimentación física para el cuerpo con el alimento de la palabra para el espíritu. La lectura de textos viene, principalmente, de textos religiosos, pero también se abordan temas sociales y culturales.
Compartir con los huéspedes
En la abadía hay una pensión donde todo el mundo es bienvenido para reflexionar y rezar durante algunos días. Los huéspedes también pueden seguir, en la medida de lo posible, el horario de los monjes.