
Después de las «completas», la última oración del día, sobre las 20 horas, el Padre Abad bendice a los monjes al salir de la iglesia. Después, cada hermano va a su celda para el descanso nocturno. Cada celda es una habitación pequeña que está amueblada de manera sencilla, con una cama, un escritorio y un lavabo.
El día de los monjes vuelve a empezar antes de que lleguen los primeros rayos de sol. A las 4 de la mañana están otra vez en la iglesia para rezar la vigilia de noche.